DUEÑA DE MI CUERPO Y DE MI DESEO SEXUAL

DUEÑA DE MI CUERPO Y DE MI DESEO SEXUAL

Hace mucho tiempo que las mujeres nos adueñamos de nuestro cuerpo. Los movimientos feministas han contribuido en gran medida a ello. Pero ¿podemos decir lo mismo de nuestro placer? ¿Nos hemos apropiado de nuestro deseo sexual? No siempre somos conscientes de que el deseo sexual nos pertenece. Creemos, a veces, que tiene que ser estimulado por nuestra pareja o que ha de surgir de forma “natural” o espontánea. Esperamos sentir alguna “señal física” que nos indique  que “tenemos ganas”  aunque no estemos muy habituadas a percibir o a reconocer esas señales en nuestro cuerpo. En general, esperamos que el deseo surja desde el exterior cuando en realidad somos nosotras mismas las que avivamos o alimentamos el deseo sexual.

En consulta es frecuente escuchar a mujeres con dificultades con su deseo sexual. Cuando estas mujeres aprenden a conectar con su cuerpo comienzan también a conectar con el deseo, a apropiarse del mismo. A percibir que son ellas mismas las que lo provocan, lo alimentan y lo estimulan. Son ellas las que deciden qué y cómo estimular el apetito sexual. Se adueñan también de todos los recursos eróticos que tienen  a su alcance. Deciden cómo y cuando utilizarlos. Se sienten más libres de fantasear a su antojo. Se dan permiso para expresar lo que sienten y quieren contribuyendo con ello a que el placer sea mucho más intenso y deseen, con mayor frecuencia, compartirlo con la pareja.

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