¿CÓMO DESCRIBIRÍAS EL ORGASMO?

¿CÓMO DESCRIBIRÍAS EL ORGASMO?

¿CÓMO VIVES TU ORGASMO? Resulta sumamente difícil definir o describir el orgasmo. Haz la prueba, pregúntatelo a ti misma/o, o a tu pareja, amante y amigas/os verás que no es fácil su descripción. ¿Por qué? Quizás porque estamos distanciados de las sensaciones del cuerpo. Incluso en la misma relación sexual estamos más pendientes del resultado que del proceso, de hecho, vamos con la idea de “alcanzar el orgasmo” como si de una meta se tratara. Es decir, estamos más preocupadas/os por el “hacer” que por el “sentir”. Ciertamente el orgasmo es una vivencia de sensaciones. Sensaciones que comienzan a un ritmo suave y lento para continuar aumentando y terminar en una intensa y frenética sensación. Llegado ese momento las descripciones que se suelen hacer de esta vivencia son interesantes: “es la pequeña muerte” decía G. Bataille ; como un “fuego rabioso” diría Anäís Nin en su Delta de Venus o como la erupción de un volcán, o como cuando rompe una ola fuertemente sobre las rocas. El caso es que la sensación en sí es tan fuerte que algunas personas incluso la inhiben pensando que no la van a poder controlar. Si centramos la atención a lo que sucede verdaderamente en nuestro cuerpo seremos más conscientes aun de lo extraordinario que es nuestro propio cuerpo como fuente de placer. El orgasmo no solo se produce en una zona del cuerpo, por el contrario abarca cada milímetro de nuestra piel. Se ponen en movimiento todos los músculos, el riego sanguíneo recorre con mayor rapidez todos nuestros órganos internos. Se tensan las extremidades, se siente la necesidad de apretar, de contornearnos…...
¿QUE TAL UN POCO DE HISTORIA SOBRE NUESTRA VULVA?

¿QUE TAL UN POCO DE HISTORIA SOBRE NUESTRA VULVA?

Las mujeres tenemos pocas ocasiones para observar y comparar nuestros genitales con los de otras mujeres. De hecho si nos vemos desnudas, por ejemplo, al cambiarnos en los vestuarios de un gimnasio o de una piscina, sólo nos vemos el vello púbico. ¿Nos podríamos imaginar sentadas con las piernas abiertas mostrando y comparando nuestras vulvas con la de las demás? Sería un buen ejercicio de conocimiento corporal. Además ayudaría a despejar tantas dudas y temores ante las diferentes dimensiones de la vulva y sus partes como los labios; las diferencias de color y forma de las mismas, etc. Sin embargo, para algunas personas podría resultar un comportamiento obsceno o  vulgar. Como  señala C. Blackledge en su libro Historia de la Vagina en el mundo occidental y en el siglo XXI, la imagen de una mujer que muestra sus genitales se suele asociar irremediablemente al sexo, a la pornografía y a la sumisión.  En numerosas culturas se mantienen cubiertos los genitales de la mujer, lo que contribuye a rodear la imagen de la vulva de connotaciones negativas. Sin embargo, hay indicios de que siglos atrás, en diferentes lugares del mundo, las mujeres se levantaban las faldas sin sentir vergüenza. De hecho, la exhibición de los genitales femeninos no sólo ahuyentaba a los malos espíritus, sino también se utilizaba  para favorecer la fertilidad de las plantas y de las mujeres. En algunas zonas de África, por ejemplo, las mujeres recurren a la exhibición colectiva de la vulva para reafirmar el orgullo que sienten por su condición sexual y para avergonzar a los hombres. También lo utilizan para castigar comentarios despectivos sobre...
LOS MONOLOGOS DE LA VAGINA

LOS MONOLOGOS DE LA VAGINA

Es realmente emocionante cómo esta mujer Eve Ensler y sus Monologos de la Vagina llega a empoderar una parte de nuestro cuerpo que para tantas mujeres es desconocido e incluso rechazado.  Sí, hemos de explorar nuestra vagina, quererla, conocerla, cuidarla y sobre todo disfrutarla. Mostrarla a nosotras mismas, acariciarla, tratarla con delicadeza. Es bella, es suave, es nuestra. ¿Conoces tu vagina? ¿Has explorado tu vulva y sus diferentyes partes? ¿Podrías describirla? Dedicarle tiempo a nuestra vagina es dedicarle tiempo a nosotras mismas. Significa valorar nuestro cuerpo, significa sentirnos bien con lo que somos. Sentir la vagina es sentir un mundo de sensaciones, de vivencia y de placer. Anímate a visitar a tu vagina, conócela. Seguro te hará entrar. Será tu mejor amiga....
¿CÓMO TE RELACIONAS CON TUS GENITALES?

¿CÓMO TE RELACIONAS CON TUS GENITALES?

“Yo pertenezco a la generación del “ahí abajo” -dice Gloria Steinem al prologar el libro Monólogos de la Vagina–  Es decir, ésas eran las palabras –pronunciadas rara vez y en voz baja– que las mujeres de mi familia usaban para referirse a todos los genitales femeninos, ya fuesen internos o externos.” ¿Ha cambiado esta situación? En pleno siglo XXI, ¿nombramos nuestros genitales muchas veces y en voz alta? ¿Distinguimos la vagina, de la vulva? ¿Reconocemos los labios mayores de los menores? ¿Conocemos la función de nuestro clítoris? ¿Podemos con toda naturalidad y espontaneidad e, incluso, con orgullo nombrar nuestros genitales? ¿Los describimos de forma que nos hacemos una idea positiva de ellos? ¿Animamos a nuestras hijas, si las tenemos, a conocer y a explorar sus genitales? El conocimiento de la anatomía de los órganos sexuales femeninos y su funcionamiento debe ser parte fundamental de nuestro aprendizaje sexual. Muchas mujeres no tienen una idea clara de sus genitales, incluso les resulta difícil nombrarlos, por lo que utilizan con frecuencia eufemismos, como “ahí abajo”, “mis partes”, “cuando me toco ahí”, “la boca del cuerpo”, etcétera. A veces, incluso, les son desconocidos. Diferenciar sus partes, conocer sus nombres, no es tarea fácil para la mujer si no se encuentra frente a un libro en el que le explique, clara y detalladamente, las distintas partes y los respectivos nombres de su zona genital. Las mujeres, en general, tampoco se plantean la importancia de tener un conocimiento claro de los genitales y de su función. Es una parte del cuerpo al que no se  da la trascendencia que merece; muchas mujeres sólo atienden a...
TODAS ESAS COSAS DE LAS QUE NUNCA HABLAMOS

TODAS ESAS COSAS DE LAS QUE NUNCA HABLAMOS

El domingo leí, en el País Semanal, un artículo de Rosa Montero muy interesante titulado “Todas esas cosas de las que nunca hablamos”   en el que nos hace reflexionar sobre esas cosas que no cuentas, que no comentas, que no hablas porque no te atreves, porque te da vergüenza o porque piensas que te pueden encontrar rara, un “bicho raro” o una “friki”. Ya te imaginarás a lo que se está refiriendo con “esas cosas”. Pues sí, has acertado, se trata de sexo. El caso que comenta en el citado artículo es la “confesión” de la primera experiencia sexual que vive una chica 17 años, hija de una amiga de la autora. Una experiencia que vive —llena de angustia y dolor— en secreto. Además, esta chica piensa que quizás nunca sea capaz de hacer el amor en su vida. Fuente Esta situación constata lo que las profesionales en el campo de la sexualidad, lamentablemente, confirmamos a diario en la consulta. Ciertamente se podrían evitar muchos problemas, como los de esta chica, si habláramos más de sexo, con más naturalidad y espontaneidad. No cabe duda de que los avances en cuanto a la sexualidad femenina son considerables desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy. Cada vez más mujeres se plantean el disfrute de su sexualidad como un derecho, y eligen con quién desean gozarla sin la exclusiva heterosexualidad, sino teniendo en cuenta la diversidad sexual. No obstante, ¿se reflejan estos cambios en la realidad sexual de todas las mujeres? Afirmarlo sería obviamente caer en una generalización. Muchas mujeres viven el sexo aún con miedo y dolor, como la chica a que hace...